Imagen: Susan Seddon Boulet, Skywatcher |
Imagina una mujer que cree que es correcto y bueno que ella sea mujer.
Una mujer que honra su experiencia y cuenta sus historias.
Que no acepta cargar con los pecados de otros en su cuerpo y su vida.
Imagina una mujer que cree que ella es buena.
Una mujer que confía en sí misma y se respeta.
Que escucha sus necesidades y deseos y los abraza con ternura y gracia.
Imagina una mujer que ha reconocido la influencia del pasado en el presente.
Una mujer que ha recorrido su pasado.
Que ha sanado en el presente.
Imagina una mujer autora de su propia vida.
Una mujer que inicia, se esfuerza y se mueve en su propio nombre.
Que no acepta rendirse, excepto a su Ser más verdadero y a su voz más sabia.
Imagina una mujer que nombra a sus propios dioses.
Una mujer que imagina la divinidad a su imagen y semejanza.
Que diseña su propia espiritualidad y permite que ella le informe su vida diaria.
Imagina una mujer enamorada de su propio cuerpo.
Una mujer que cree que su cuerpo es suficiente, tal como es.
Que celebra su cuerpo y sus ritmos y ciclos como un recurso exquisito.
Imagina una mujer que honra el rostro de la Diosa en su propio rostro cambiante.
Una mujer que celebra la acumulación de sus años y su sabiduría.
Que se niega a usar una preciosa energía ocultando los cambios en su cuerpo y en su vida.
Imagina una mujer que valora a las mujeres en su vida.
Una mujer que se sienta en círculos de mujeres.
Que le recuerdan la verdad sobre sí misma cuando ella olvida.
Imagínate a TI misma como esa mujer.
Patricia Lynn Reilly, de Imagine a Woman in Love with Herself
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