Un lugar en alguna parte


 
El peregrino ha emprendido su travesía hacia un lugar en alguna parte, un largo camino repleto de enigmas y peligros. La aventura de las mil y una lunas, un viaje hacia algún lugar en el mundo, atravesando pueblos y parajes donde compartir, conocer y aprender; rincones para intercambiar, degustar, y regar la mirada de sabiduría, curtiendo la piel de experiencia; montañas obturando la ruta, donde se pierda el dibujo de la senda tras la niebla que abriga las cimas; bosques tabicando el periplo, cerrándose sobre la vereda con frondosa vegetación.

El viajero errabundo nunca se detiene, para que las volubles tierras del sendero no le engullan; recorre su itinerario con paso firme y atrevido, escudriñando nuevas vías de reanudar el viaje cada vez que presiente haber arribado a su destino.

El explorador errante extraña una remota parte del mundo, su porción de espacio en la vida, su ambiente esencial, personal y eterno. Pero este elíseo se esconde mucho más allá de las remotas playas de Moais en Rapa Nui. Cuentan los trotamundos que los vergeles anhelados limitan con las cataratas del fin del mundo y las montañas de fuego, son países deshabitados que ni si quiera aparecen en los mapas.

El peregrino busca nuevas fronteras que atravesar, sin temer a lo desconocido, no recorriendo nunca el camino trazado, porque tan solo le conduce hacia donde otros ya han estado. Pero tras largos años de viaje entiende que su destino final no será su deseado edén, sino el conocimiento y la mundología que le ha regalado la supervivencia durante su travesía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario