La matanza de los zanganos

 Duelo entre reinas (1901), Ilustración de Edward J. Detmold (1883-1957) para el libro “La vida de las abejas”


La matanza de los zánganos

I

Después de la fecundación de las reinas, si el cielo continúa claro y cálido el aire, si el polen y el néctar abundan en las flores, las obreras, por una especie de olvidadiza indulgencia, o quizá por excesiva previsión, toleran algún tiempo más la presencia importuna y ruinosa de los zánganos. Estos se conducen en la colmena como los pretendientes de Penélope en la casa de Ulises. Llevan en plena francachela y gaudeamus, la ociosa existencia de amantes honorarios, pródigos y sin delicadeza; satisfechos, barrigones, llenan las avenidas, obstruyen los pasadizos, dificultan el trabajo, atropellan, son atropellados, y se les ve azorados, importantes, hinchados de desdén, aturdidos y sin malicia, pero despreciados con inteligencia, y segunda intención, inconscientes de la exasperación que va acumulándose contra ellos y del destino que los aguarda. Eligen para dormitar a sus anchas el rincón más tibio de la morada, se levantan perezosamente para ir a chupar en las celdas abiertas la miel más perfumada, y mancillan con sus excrementos los panales que frecuentan.

Las pacientes obreras miran el porvenir y reparan silenciosamente los desperfectos. De mediodía a las tres de la tarde, cuando la campiña azulada tiembla de fatiga feliz bajo la mirada invencible del sol de julio o de agosto, aparecen en el umbral. Llevan un casco formado de enormes perlas negras, dos altos penachos animados, un jabón de terciopelo leonado y frotado de luz, una melena heroica, un cuádruple manto rígido y translúcido, hacen un ruido terrible, apartan las centinelas, derriban a las ventiladoras, tropiezan con las obreras que llegan cargadas de botín. Tienen el andar atareado, extravagante e intolerante de dioses indispensables que salen en tumulto a cumplir algún gran designio ignorado por el vulgo. Uno tras otro afrontan el espacio, gloriosos, irresistibles, y van tranquilamente a posarse en las flores más vecinas, donde duermen hasta que el fresco de la tarde los despierta. Entonces vuelven a la colmena en el mismo torbellino imperioso, y siempre desbordantes del mismo gran designio intransigente; corren a las despensas, hunden la cabeza hasta el cuello en las cubas de miel, se hinchan como ánforas para reparar las agotadas fuerzas, y ganan con pesado paso el buen sueño sin pesadillas ni preocupaciones que los recoge hasta su próxima, comida.

II

Pero la paciencia de las abejas no es igual a la de los hombres. Una mañana comienza a circular por la colmena la consigna esperada, y las apacibles obreras se transforman en jueces y verdugos. No se sabe quién da la consigna; emana de repente de la indignación fría y razonada de las trabajadoras, y de acuerdo con el genio de la república unánime tan pronto como se pronuncia llena todos los corazones. Una parte del pueblo renuncia a salir en busca de botín para consagrarse aquel día a la obra justiciera. Los gordos holgazanes dormidos en descuidados racimos sobre las paredes melíferas, son arrancados bruscamente de su sueño por un ejército de vírgenes irritadas. Se despiertan beatíficos y sorprendidos, no pueden dar crédito a sus ojos, y su asombro logra apenas asomar a través de su pereza, como un rayo de luna a través del agua de un pantano. Se imaginan víctimas de un error, miran en torno suyo estupefactos, y la idea matriz de su vida se reanima en sus torpes cerebros, y les hace dar un paso hacia las cunas de miel para reconfortarse en ellas.


Pero pasó ya el tiempo de la miel de mayo, del vino flor de los tilos, de la franca ambrosía de la salvia, del serpol, del trébol blanco, de la mejorana. En lugar del libre acceso a los buenos depósitos rebosantes que abrían bajo sus bocas sus brocales de cera, complacientes y azucarados, encuentran en torno un ardiente matorral de dardos emponzoñados que se erizan. La atmósfera de la ciudad ha cambiado. El amigable perfume del néctar ha cedido su lugar al acre olor del veneno cuyas mil gotitas resplandecen en la punta de los aguijones y propagan el rencor y el odio. Antes de haberse dado cuenta del derrumbamiento inaudito de todo su destino de ocio y de regalo, en el trastorno de las leyes dichosas de la ciudad, cada uno de los azorados parásitos se ve asaltado por tres o cuatro ajusticiadoras que se esfuerzan por cortarles las alas, aserrarles el peciolo que une el abdomen al tórax, amputarles las febriles antenas, dislocarles las patas, dar con una juntura de los anillos de la coraza para hundir en ella su dardo. 

Enormes pero inertes, desprovistos de aguijón no piensan siquiera en defenderse, tratan de escapar ú oponen únicamente su masa obtusa a los golpes que los abruman. Derribados de espaldas, agitan torpemente, en el extremo de sus poderosas patas, a las enemigas que no sueltan su presa, o girando sobre sí mismos arrastran el grupo entero en un torbellino loco pero pronto exhausto. Al cabo de cierto tiempo están en un estado tan lamentable, que la piedad, que nunca está muy lejos de la justicia en el fondo de nuestro corazón, acude a toda prisa y pediría gracia aunque inútilmente, a las duras obreras que sólo reconocen la ley profunda y seca de la Naturaleza. Las alas de los desdichados quedan laceradas, los tarsos arrancados, las antenas roídas, y sus magníficos ojos negros, espejos de las flores exuberantes, reverberos del azur y de la inocente arrogancia del estío, dulcificados entonces por el sufrimiento, no reflejan ya más que el desconsuelo y la angustia del fin. 

Los unos sucumben a sus heridas y son inmediatamente arrastrados por dos o tres de sus verdugos a los lejanos cementerios. Otros, menos heridos, logran refugiarse en algún rincón en que se amontonan y donde una guardia inexorable los bloquea, hasta que se mueran de inanición. Muchos logran ganar la puerta y escapar al espacio arrastrando a sus adversarias, pero, al caer la tarde, hostigados por el hambre y el frío, vuelven en masa a la entrada de la colmena, implorando un abrigo. Tropiezan con otra guardia, inflexible. Al día siguiente, a su primer salida, las obreras barren el, umbral en que se amontonan los cadáveres de los gigantes inútiles, y el recuerdo de la raza ociosa se extingue en la ciudad hasta la siguiente primavera.

III

La matanza, se realiza a menudo el mismo día en gran número de colonias del colmenar. Las más ricas, las mejor gobernadas dan la señal. Algunos días después las imitan las pequeñas repúblicas menos prósperas. Los pueblos más pobres, los más débiles, aquellos cuya madre está ya muy vieja y casi estéril, para no abandonar la esperanza de ver fecunda a la joven reina que aguardan y que todavía puede nacer, son los únicos que mantienen a sus zánganos hasta la entrada del invierno. Entonces sobreviene la miseria inevitable, y la tribu entera, madre, parásitos, obreras, se amontona en un grupo hambriento y estrechamente, enlazado que perece en silencio en la sombra de la colmena, antes de las primeras nieves.

Después de la ejecución de los ociosos en las ciudades populosas y opulentas, el trabajo se reanuda, pero con ardor decreciente porque el néctar comienza a escasear. Las grandes fiestas y los grandes dramas han pasado. El cuerpo milagroso con sus guirnaldas de millares y millares de almas, el noble monstruo sin suelo, alimentado de flores y de rocío, la gloriosa colmena de los hermosos días de julio, va adormeciéndose gradualmente, y su tibio aliento, cargado de perfumes, se alarga y se congela. La miel de otoño, para completar las provisiones indispensables, va acumulándose, sin embargo, en las murallas nutricias, y los últimos depósitos son sellados con el incorruptible sello de cera blanca. Cesase de edificar, los nacimientos disminuyen, las muertes se multiplican, las noches se alargan, los días se acortan. La lluvia y los vientos inclementes, las brumas matutinas, las emboscadas de la sombra demasiado rápida, arrebatan centenares de trabajadoras que no vuelven más, y todo el pequeño pueblo, tan ávido de sol como las cigarras del Ática, siente que va extendiéndose sobre él la helada amenazadora del invierno.

El hombre ha tomado su parte de la cosecha. Cada una de las buenas colmenas le ha ofrecido ochenta o cien libras de miel, y las más maravillosas le dan a veces doscientas, que representan enormes capas de luz licuada, inmensos campos de flores visitadas, una por una mil veces cada día. Ahora lanza una postrer mirada a las colonias que se adormecen. Quita a las más ricas sus tesoros superfluos para distribuirlos entre las empobrecidas por los infortunios, siempre inmerecidos en ese mundo laborioso. Tapa y abriga, cuidadosamente las colmenas, entorna sus puertas, quita, los marcos inútiles, y entrega las abejas a su gran sueño invernal. Estas se reúnen entonces en el centro de la colmena, se contraen y se cuelgan de los panales que encierran las urnas fieles de las que ha de salir durante los días helados, la substancia transformada del estío. La reina, se coloca en el medio, rodeada por su guardia. La primera fila de obreras se aferra a las celdas selladas, cúbrelas una segunda fila, cubierta a su vez por la tercera, y así sucesivamente hasta la última que florida la envoltura. Cuando las abejas de esta envoltura sienten que el frío las invade, entran en la masa, siendo reemplazadas por otras que lo son también más tarde. El colgado racimo es como una esfera tibia y leonada que escinde las paredes de miel, y que sube o baja, avanzan o retroceden de una manera imperceptible, a medida que van agotándose las celdas a que se agarra. -¡Porqué, al revés de lo que generalmente se cree, la vida invernal de las abejas se hace más lenta, pero no se detiene . Por el zumbido concertado de sus alas, hermanitas sobrevivientes de las llamas del sol, que se activan o se apaciguan según las fluctuaciones de la temperatura externa, mantienen en su esfera un calor invariable e igual al de un día de primavera. Esa secreta primavera emana de la miel hermosa, que no es más que un rayo de calor anteriormente transmutado, y que vuelve a su primitiva forma. Circula por la esfera como sangre generosa. Las abejas que permanecen sobre los alvéolos rebosantes, la ofrecen a sus vecinas que la transmiten a su vez. Pasa así de uña en uña, de boca en boca, y llega a las extremidades del grupo que no tiene sino un pensamiento y un destino esparcido y reunido en millares de corazones. Hace las veces del sol y de las flores, hasta que, su hermano mayor, el sol verdadero de la gran primavera real, deslizando por la puerta entreabierta sus primeras tibias miradas en que renacen las violetas y las anémonas, despierta suavemente a las obreras para decirles que el azur ha vuelto a ocupar su sitio sobre el mundo, que el círculo ininterrumpido que une la muerte con la vida, acaba de dar una vuelta sobre sí mismo y se ha reanimado otra vez.


Fragmento de “La vida de las abejas"
Maurice Maeterlinck (1862-1949)


Maurice Maeterlinck se ocupó del trajín de los seres pequeños que acompañan al hombre en su paso por la tierra. Se podría decir que fue un poeta naturalista, o un científico con alma de poeta. En todo caso fue un hombre que buscó lo inaudito que se oculta tras la fachada de lo visible. Sabiendo que no somos los únicos seres inteligentes que habitan el planeta, y consciente de que la naturaleza a través de sus especies manifiesta un complejo mecanismo de pensamientos, Maeterlinck tramó tres libros: La vida de las abejas, La vida de las hormigas y La inteligencia de las flores. Leerlos no sólo es presenciar la revelación de una prosa que es al mismo tiempo delicuescente y portentosa, sino comprender un universo donde un misticismo sensualista se atavía de poesía y de ciencia.

La descripción de lo que las plantas hacen, a través de sus órganos sexuales, para llevar a cabo la fecundación es uno de los momentos más sorprendentes no sólo de la obra del escritor belga, sino de la poesía universal. La hondura de su escritura está fundada en el cultivo de ese asombro que desde los pensadores jonios ha sido la base de toda formulación poética que, a su vez, sostiene toda formulación científica.

Maeterlinck aclara no ser un especialista en botánica. Es tan sólo un hombre que observa el devenir de la inteligencia en sus jardines, en los bosques que frecuenta, en los caminos que a veces toma para respirar el milagro de la vida. Su tarea, en este inolvidable libro, no es aportar descubrimientos, sino transmitir algunas observaciones elementales. Y estas se tornan ascendentes en la densidad simbólica que sus descripciones desarrollan. Entonces nos sentimos conmovidos ante los estambres de la vallisneria, hierba bastante insignificante y acuática, que sacrifican su fugaz vitalidad para caer en el añorado ámbito de unos pistilos que se creían inalcanzables.

Los juegos enrevesados pero siempre jubilosos del amor, que nos muestra el poeta, conducen a una conclusión. Para Maeterlinck, tanto en su libro sobre las flores, como en los dos dedicados a los insectos, el genio reside en la especie y no en las veleidades del individuo. Propagar la vida, ante la evidencia de la disolución total, es como las flores susurran su inteligencia. Y esta no es simple y repetitiva. Al contrario, evoluciona de forma sutil a través de los años. Sobre el vacío del tiempo las flores han ideado su delicada filigrana de sentimientos. Filigrana que, al modo de un pensante fluido universal, se esparce sobre la ilusión de la vida.



La leyenda del pianista en el oceano


Escena del mítico duelo de piano entre Jelly Roll Morton, autoproclamado como el inventor del jazz, y Novecento. El duelo está extraído de la película "The Legend of 1900" (en España se la llamó "La leyenda del pianista en el océano), basada en el monólogo de teatro Novecento, que cuenta la historia de un niño abandonado encima de un piano, en el interior de un barco, que al crecer demuestra un gran talento musical y se convierte en el pianista de a bordo. La película, estrenada en 1998, está dirigida por Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso) y la banda sonora fue compuesta en su mayor parte por Ennio Morricone, quién ganó el Globo de Oro por la mejor música original.

Ferdinand Joseph LaMenthe, conocido como "Jelly Roll Morton", fue un pianista, compositor y cantante norteamericano. Consagrado a la música desde niño, se convierte en una de las figuras más conocidas de los lupanares de moda de la ciudad y desarrolló una carrera musical caótica y una vida desordenada que, sin embargo, no influyeron en su talento. Jugador empedernido, recorre entre 1912 y 1922 América del Norte cantando y tocando el piano. Forma una banda en Chicago y graba sus primeros discos. Alcanza el éxito en 1930, junto a sus Red Hot Peppers, todos músicos muy vinculados al estilo Nueva Orleans. La banda se deshace y Jelly se convierte en un pianista esporádico de clubs oscuros, hasta que fue de nuevo redescubierto y ya en 1938, realiza las famosas y valoradas grabaciones de la Biblioteca del Congreso. Como cantante disponía de una voz aguardentosa y estridente, con un fraseo rico e imaginativo y como compositor, muchas de sus obras se convirtieron en clásicos del jazz. Conocido por su arrogancia y chulería al igual que reconocido por su talento musical, Jelly Roll Morton llegó a afirmar que él había inventado el verdadero jazz, en 1902.

Estas son las canciones del duelo:

1. "The Crave" de Jelly Roll Morton
2. "Fingerbreaker" de Jelly Roll Morton
3. "Enduring Movement" de Amedeo Tommasi


La leyenda del pianista en el océano es una hermosa película con una historia épica e intimista, narrada como solo los grandes cineastas italianos saben contar, y la música... que se puede decir a estas alturas de un maestro como Morricone? Sencillamente maravillosa. La película completa la podéis ver aquí.

Percebeiros, un impresionante y galardonado corto


Percebeiros, es un impresionante corto en donde los "heroes" son personas "comunes" que arriesgan todos los días su vida para llevar un plato de comida a casa.

Allí donde el mar golpea el acantilado y ruge el viento, en la franja entre el agua y la roca desnuda, vive el percebe. Un lugar donde el mar bate con fuerza, en la que los percebeiros se juegan la vida cada día para conseguir reunir unos cuantos percebes. Es la historia de Serxio Ces, un percebeiro de Cedeira, en Galicia, en este corto dirigido por David Beriain y preseleccionado para los Premios Goya 2012. David Beriain es un corresponsal de guerra español que ha cubierto los conflictos en Irak, Afganistán, Congo, Colombia y Cachemira, entre otros, y es uno de los pocos periodistas en el mundo que ha logrado infiltrarse en los campamentos de la guerrilla de las FARC en Colombia. Ha entrevistado a los comandantes talibanes que mataron a los soldados españoles, se reunió con los sicarios de doce años que los señores de la droga colombianos explotan como niños soldados, e incluso acompañó al ejército estadounidense en algunas de sus peligrosas operaciones militares en Irak y Afganistán. Su más reciente documental para la televisión le llevó al este del Congo, donde cubrió el conflicto entre el ejército congoleño y los rebeldes quienes luchan, matan y violan para obtener el control de las minas de coltán y casiterita.

La historia humana que muestrael corto, su realización y calidad técnica son impresionantes. Las escenas grabadas desde un helicóptero muestran la belleza del paisaje rocoso de Cedeira, donde se grabó. Imágenes acompañadas por una música que encaja perfectamente con el espíritu del corto, compuesta por el artista Anxo Pintos. Miembro del grupo gallego Berrogüeto   , ha acertado por completo al encontrar la banda sonora perfecta para una historia real, que se vive todos los días, rodeada de esa sensación especial de los viejos cuentos de tierras de mar, de tradición y sentimiento.

Hay que verlo. Sencillamente es espectacular.


Serxio Ces, perceberio


Arizona


Este vídeo time lapse, rodado en el hermoso estado de Arizona y en algunas zonas de Utah, es impresionante. Se trata de una experiencia visual inmejorable y deberías verlo a pantalla completa para disfrutar de él en su totalidad.



Inédito Benedetti


Estos son los dos poemas inéditos de Benedetti. Bien hallados sean.
 Hallan dos poemas inéditos de Benedetti:


El Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti, de la Universidad de Alicante (UA), ha descubierto dos poemas manuscritos inéditos con motivo de la catalogación de los más de 6.000 volúmenes donados a la institución por el poeta uruguayo.

Según un comunicado de la UA, Benedetti donó en 2006 su biblioteca personal al centro de estudios de su nombre en Alicante, donde se emprendió un proceso de catalogación que ha permitido el hallazgo de las composiciones "Miedo y coraje" y "Esperas".

Ambos se hallaban guardados en el interior del libro "Insomnios y duermevelas", publicado en 2002.

La bibliotecaria María José Giménez encontró los papeles manuscritos, que han sido catalogados como inéditos tras una investigación realizada por los profesores universitarios José Carlos Rovira y Eva Valero.

Este estudio ha permitido reconstruir una probable historia de los manuscritos a partir de que, el 23 de abril de 2002, el periódico La Nación de Buenos Aires publicara la noticia de la presentación del libro "Insomnios y duermevelas".

En esa información se cita la lectura de unos poemas inéditos (entre los que se encuentra el hallado "Miedo y coraje") que el poeta escribió a sus 82 años, días antes de la citada presentación, aunque finalmente dos de ellos no fueron publicados en volumen alguno.

Previamente a ese 23 de abril, Benedetti había presentado el libro en Montevideo y en la Casa de América en Madrid, aquí en un acto con Luis García Montero y Joaquín Sabina.

Por todo ello, es razonable pensar, según la investigadora Valero, que el poeta "viajaría con dicho ejemplar a Montevideo y a Buenos Aires, dejando olvidados estos poemas en su interior, para llegar -dicho libro- en 2006 a la Universidad de Alicante con la donación de su biblioteca".

Al conocer que Benedetti leyó "Miedo y coraje" en 2002 como poema inédito, los profesores de la UA han comprobado que ninguna de estas dos obras se encuentra entre sus libros publicados desde 2002.

Los documentos que alberga el Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti adquieren un especial significado con estas dos nuevas aportaciones y se suman al valor de las dedicatorias al uruguayo de los principales escritores del siglo XX en las obras de su biblioteca personal, además de anotaciones del poeta en sus libros y otros documentos.


Curriculum / Benedetti



Curriculum

El cuento es muy sencillo 
usted nace 
contempla atribulado 
el rojo azul del cielo 
el pájaro que emigra 
el torpe escarabajo 
que su zapato aplastará 
valiente 

usted sufre 
reclama por comida 
y por costumbre 
por obligación 
llora limpio de culpas 
extenuado 
hasta que el sueño lo descalifica 

usted ama 
se transfigura y ama 
por una eternidad tan provisoria 
que hasta el orgullo se le vuelve tierno 
y el corazón profético 
se convierte en escombros 

usted aprende 
y usa lo aprendido 
para volverse lentamente sabio 
para saber que al fin el mundo es esto 
en su mejor momento una nostalgia 
en su peor momento un desamparo 
y siempre siempre 
un lío 

entonces 
usted muere.

Mario Benedetti


Curriculum cantado por Joan Manuel Serrat


 Curriculum es un poema  escrito por Mario Benedetti en 1965.  Hace referencia a las etapas de la vida de las personas, el ciclo de vida.  Como cambian las actitudes a medida que crecemos y maduramos; así como también el inevitable final que nos espera a todos nosotros, la muerte.

Ausencia de ego


En ocasiones los ruidosos visitantes ocasionaban un verdadero alboroto que acababa con el silencio del monasterio.

Aquello molestaba bastante a los discípulos; no así al Maestro, que parecía estar tan contento con el ruido como con el silencio. Un día, ante las protestas de los discípulos, les dijo:

- El silencio no es la ausencia de sonido, sino la ausencia de ego.

Fuente: ¿Quién puede hacer que amanezca? de Anthony de Mello


Anthony de Mello S.J. (1931—1987) Fue un Sacerdote jesuita, nacido en Bombay (La India) famoso por sus libros y conferencias de espiritualidad, donde mezclaba la doctrina judeo-cristiana con el budismo.

Presente


- Maestro, ¿dónde está Dios?
- Aquí mismo.

- ¿Dónde está el paraíso?
- Aquí mismo.

- ¿Y el infierno?
- Aquí mismo. Todo está aquí mismo. El presente, el pasado, el futuro, están aquí mismo. Aquí está la vida y aquí está la muerte. Es aquí donde los contrarios se confunden.

- ¿Y yo dónde estoy?
- Tú eres el único que no está aquí.

 Alejandro Jodorowsky 


El reflejo


Leyendo y releyendo, a lo largo de los años, a Wilde, noto un hecho que sus panegiristas no parecen haber sospechado siquiera: el hecho comprobable y elemental de que Wilde, casi siempre, tiene razón.
Borges

El reflejo:

Cuando murió Narciso las flores de los campos quedaron desoladas y solicitaron al río gotas de agua para llorarlo.

- ¡Oh! – les respondió el río – aun cuando todas mis gotas de agua se convirtieran en lágrimas, no tendría suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo amaba.

- ¡Oh! – prosiguieron las flores de los campos –
- ¿Cómo no ibas a amar a Narciso?
- Era hermoso.

- ¿Era hermoso? – preguntó el río.

- ¿Y quién mejor que tú para saberlo? – dijeron las flores -
- Todos los días se inclinaba sobre tu ribazo, contemplaba en tus aguas su belleza…

- Si yo lo amaba – respondió el río – es porque, cuando se inclinaba sobre mí, veía yo en sus ojos el reflejo de mis aguas.
Oscar Wilde


El credo de Buda



- No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.
- No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.
- No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.
- No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.
- No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras, sólo porque ellas lo digan.
- No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.
- Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.
Buda

Ser libre



Ser libre es asumir el riesgo de equivocarse y aceptar con humildad el error. Ser libre es superar la moda, los tabúes, los prejuicios y animarse a vencer los condicionamientos.

Ser libre es conocerse a uno mismo, tomar conciencia de aquello que se puede dar y luchar por hacerlo realidad. Ser libre es aceptarse como uno es, teniendo la valentía de cambiar aquello que se puede mejorar.

Ser libre es asumir la responsabilidad de los propios pensamientos, palabras y actos.

Ser libre es ser auténtico, coherente y fiel a lo que uno debe ser. Ser libre es sacudirse las cadenas de la rutina y la imitación para vivir la vida de una manera única, original e irrepetible.

Ser libre es tener ideales magníficos, atreverse a soñar con metas altas; es animarse a cambiar y dar la vida en el cambio. Ser libre es enfrentar los desafíos de la vida como peldaños de una escalera: la escalera de la superación y la madurez.

Ser libre es vivir la audacia de creer, en un mundo incrédulo; de luchar, en un mundo que bajó los brazos; de esperar, en un mundo sin esperanza.

Por eso, ser verdaderamente libre es entregarse por amor a los demás. Por eso la verdadera libertad no es una meta; es una práctica: la práctica de emprender cambios positivos.


La libertad


"¡Cuántas personas están dispuestas a combatir e incluso a morir por la libertad! Pero cuando son libres, sólo piensan en atarse y encadenarse. Cierto, y es triste decir esto, pero es así. Se diría que la libertad les pesa, que no saben qué hacer con ella. ¿Qué pueden hacer cuando son libres? Se aburren; entonces para distraerse se meten en situaciones complicadas, y ¡adiós a la libertad! Hasta que los humanos no posean la verdadera luz, la libertad será la que les empuje a cometer las mayores locuras. ¡Cuántas veces se ha visto esto! La libertad, que es la mejor de las cosas, puede bajo ciertas circunstancias convertirse en la peor. Entonces mejor sería para ellos que estuvieran un poco atados. Ciertamente, debemos tratar de ser libres, pero para elevarnos, reforzarnos, iluminarnos y hacer el bien a nuestro alrededor. Ésta es la verdadera libertad."
Omraam Mikhaël Aïvanhov

Newton


“Puedo calcular el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente”.
Isaac Newton.

Se encontraba sentado bajo un árbol cuando una manzana cayó a su lado, él se pregunto “¿Por qué tiene que caer la manzana siempre perpendicularmente al suelo?, la razón tiene que ser que la tierra la atrae”. Este hecho fue lo que Isaac Newton contó a su amigo, el físico, William Stukelet, quien plasmó esta breve historia en Memorias de Sir Isaac Newton. El manuscrito original fue exhibido y se encuentra disponible por la Royal Society de Londres. A partir de este acontecimiento, Newton formuló la Ley de la Gravitación Universal.


Isaac Newton nació un 4 de enero de 1643, en Woolsthorpe Lincolshire, Inglaterra. Huérfano de padre, terminó viviendo con sus abuelos debido a que su madre contrajo nupcias por segunda ocasión. En el pueblo donde asistía a la escuela, Grantham, un profesor se ofreció a prepararlo para asistir a la Universidad. A la edad de 16 años ingresó al Trinity College, en Londres. Cuando la peste bubónica se hizo presente en aquel país, se refugió en la biblioteca para resolver problemas matemáticos.


Newton descubrió los principios del cálculo diferencial e integral a partir de la geometría analítica, exponiéndolo en el manuscrito Analysis per aequationes número terminorum infinitos. Diez años después elaboró tres enfoques diferentes de su nuevo análisis, Philosophiæ naturalis principia matemática, conocido también como Principia, texto que define materia y cantidad en movimiento; además, en éste expone la Mecánica Clásica, la Ley de la Gravitación Universal, el cálculo matemático, las Leyes del Movimiento, entre otros temas.


“Debemos, como consecuencia de esta regla, admitir universalmente que todos los cuerpos, sin excepción, están dotados de un principio de gravitación”.

Experimentó con una lámpara y un prisma, a través de la ejecución blanca sobre éste, se separó en un arcoiris de varios colores, al volver a reflejar los rayos en un nuevo prisma, la luz de colores surgía blanca; lo cual comprobó que los colores son una característica de la luz, representado en su obra Opticks.

En esa época los estudios sobre alquimia estaban prohibidos, por lo que Newton firmaba sus textos con un anagrama, Jeova Sanctus Unu, que en latín significa su nombre. Algunos de sus escritos sobre la alquimia son: Theatrum Chemicum y The Vegetation of Metals, Index Chemicus y Praxis, éste último es considerado el más importante.





Físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático se le nombró Presidente de la Royal Society y en 1705 fue galardonado con el título de Sir, de manos de la Reina Ana. El gran genio, Isaac Newton, falleció el 20 de marzo de 1727, culminando con su obra la Revolución Científica. 

Las obras de Newton se encuentran disponibles en la biblioteca digital de la Universidad de Cambridge.


A la orilla de la chimenea




A la orilla de la chimenea:

Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual que los labios
que beso en mis sueños,
puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo, tu todo,
tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.

Y si quieres también
puedo ser tu estación y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino…

O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.

Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor
que me falta valor para atarte a mi cama,
puedo ponerme digno y decir
“toma mi dirección cuando te hartes de amores
baratos de un rato… me llamas”.

Y si quieres también
puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu “ven”,
tu manta y tu frió,
tu resaca, tu lunes, tu hastió…

O tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda,
en mitad de la calle y desnuda.

Y si quieres también
puedo ser tu abogado y tu juez,
tu miedo y tu fe
tu noche y tu día.

Tu rencor, tu por que, tu agonía…
o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.

Joaquin sabina



Los Dioses deben estar locos



La globalización tiene consecuencias devastadoras para las minorías, en su inevitable avance. La civilización moderna contamina todo lo que toca y casi nada sobrevive fuera de su influencia. Unas imágenes sorprendentes que quizás no esperabas ver.

Niños Himba, Angola.
Ella caminaba con la radio colgada del hombro y su hermano al lado. El cassette estaba roto pero la radio todavía funcionaba. Los Himba son un grupo étnico bantú. Estos pastores nómadas viven principalmente en Namibia, pero también en el sur de Angola y cruzan las fronteras sin ningún tipo de documentos. En Angola, la mayoría de ellos viven en zonas remotas, lejos de las ciudades y la civilización, mientras que en Namibia los que se asentaron en el norte de la ciudad de Opuwo, están en contacto con el mundo moderno.

Tribu Daasanach, Omorates, Etiopia. 
El pueblo de Omorate se encuentra en el lado izquierdo del río Omo. Cerca de allí vive la tribu Daasanach que en la actualidad se dedica principalmente a la agricultura de subsistencia en las inundadas orillas del río Omo y su delta. Famosos por sus sofisticados peinados, muchos recogen las chapas de refrescos, cervezas y todo lo que se encuentran en las cercanías de los bares de Omorate y se hacen estas originales pelucas. Pronto, habrá un puente sobre el río Omo y miles de personas, automóviles y camiones pasarán por la zona de los pueblos Dassanech y poco se podrá hacer para la supervivencia de su cultura.

Mujer de la tribu Mursi con Kalachnikov, Valle del Omo
Mujer de la tribu Mursi con su plato gigante en el labio, un signo de belleza para ellos. Pero lo sorprendente es verla con un Kalachnikov que utiliza para defenderse de los innumerables ataques que sufre su pueblo por parte de desaprensivos que intentan robarles el ganado.


Las tribus del sur de Etiopía reciclan todo, una botella vacía tiene un alto valor para ellos. Desde hace meses, los indígenas están utilizando el plástico que enmarca las tarjetas SIM, que encuentran en un mercado cercano, como pendientes.

Papua de Nueva Guinea


Esta chica de la tribu Bana no parece muy peligrosa a pesar del rifle que porta en sus hombros. Pero cambiarías de opinión si la vieras en acción. La tribu Bana, en el valle del Omo en Etiopía, tiene una ceremonia un tanto especial. Cuando un adolescente quiere casarse y demostrar que ya es un hombre, debe mostrar su destreza y hombría saltando a través de 10 vacas. Durante esta ceremonia, las chicas casaderas muestran su fuerza pidiendo que las sometan a latigazos y muchas se pelean entre ellas para ser la primera en ser azotada. Es una ceremonia muy violenta con mucha sangre y cicatrices que se marcan en las espaldas de las participantes, pero ninguna muestra ningún tipo de dolor, quizás sea por la gran cantidad de alcohol que generosamente circula en esta fiesta.




Este elefante se acerca cada tarde por los alrededores del templo Pondichery y bendice a la gente por 1 rupia, poniendo su pata suavemente en la cabeza de la persona que pide su bendición. Hasta ahora nadie ha salido herido...


Indígena de las islas Trobriand (también llamadas Islas Kiriwina), en la costa oriental de Papua Nueva Guinea. Lleva, entre otras cosas, partes pulidas de cinta métrica metálica, como adorno en su hombro.



Luminaris, el triunfo del espíritu humano frente a un mundo de alienación


En un mundo en el que la luz reina y marca el ritmo de la vida, un hombre común tiene un plan que puede cambiar el rumbo de las cosas.

Luminaris

Un vídeo único y mágico que revela el triunfo del espíritu humano frente a un mundo de alienación. Una maravillosa creación de Juan Pablo Zaramella que fue uno de los 10 pre-seleccionados para los Oscars 2011. La música es un tango de los años 40 llamado "Lluvia de estrellas", compuesto por Osmar Maderna.




Celestial Lights / In The Land Of The Northern Lights


Algunas de las auroras más espectaculares de Noruega, Finlandia y Suecia, rodadas en stop motion. 
Para este video el autor, Ole Salomonsen, realizó unas 150.000 exposiciones, usando diferentes tipos de lentes de gran angular, desde septiembre de 2011 hasta abril de 2012 y contiene 6.000 frames aproximadamente. La fantástica música está compuesta por el compositor noruego Kai-Anders Ryan. El material fotográfico utilizado ha sido el siguiente:

Una cámara Canon EOS 5D Mark II, Canon EOS 5D Mark III
Objetivos Canon 15mm f/2.8, Canon 24mm f/1.4 II, Canon 17-40 f/4, Nikon 14-24 f/2.8, Samyang 14mm f/2.8, Samyang 24mm f/1.4
Dynamic Perception Stage Zero + MX2, Orion/Merlin AZ Teletrack head.

Celestial Lights 



 El vídeo está rodado en el norte de Noruega, Finlandia y Suecia durante el otoño de 2011, el invierno y la primavera de 2012.




In The Land Of The Northern Lights

Todas las secuencias se grabaron en o cerca de Tromsø en el norte de Noruega.
El autor paso más de seis meses recogiendo material para este video, disparado aproximadamente 50,000 imágenes fijas. Una meta para el ha sido tratar de preservar la velocidad en tiempo real de la aurora boreal, o acercarse lo más posible, y presentarlo como lo vivió, ya que considera que la aurora boreal debe presentarse en su verdadera velocidad para reflejar su belleza. 


Juan Ramón


"Hasta mi fin seré hombre en marcha. Cuando muera, mi obra en marcha se quedará parada en ese punto final como una estatua en pie."
Juan Ramón Jimenez
(1881-1958)


No se yo.

Yo no sé cómo saltar
desde la orilla de hoy
a la orilla de mañana.

El río se lleva, mientras,
la realidad de esta tarde,
a mares sin esperanza.

Miro al oriente, al poniente,
miro al sur y miro al norte.

Toda la verdad dorada
que cercaba al alma mía,
cual con un cielo completo,
se cae, partida y falsa.

Y no sé cómo saltar
desde la orilla de hoy
a la orilla de mañana.


Citas:
El hombre es libre, tiene que ser libre. Su primera virtud, su gran hermosura, su gran amor es la libertad.

En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva.

La poesía es un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos.

El poeta no es un filósofo, sino un clarividente.

Lo que más indigna al charlatán es alguien silencioso y digno.

Juan Ramón.


Links: 
Zenobia