Una descubre infinidad de historias y no siempre las comparte, pero esta, mira por donde si, tal vez porque como a millones de japoneses, también a mi me gusta lo que simboliza. La pequeña historia de Sadako Sasaki representa a toda una generación. Os la cuento:
Estando en el hospital, su mejor amiga Chizuko, le contó el cuento de “las mil grullas de papel”. Este cuento narra que si estas enfermo y haces mil grullas de papel, los dioses te curaran de la enfermedad que tengas.
Las grullas son el símbolo de la inmortalidad en la tradición japonesa. |
Pero el 25 de octubre de 1955, tras 14 meses ingresada en el hospital, y cuando tenia hechas 644 grullas, sus ojos se cerraron para siempre.
En los alrededores de su estatua, miles de personas de todo el mundo depositan las grullas de papel para recordar a Sadako y a todos los niños que, como ella, murieron a causa de las bombas atómicas.
En Hiroshima, la isla central, hipocentro del lanzamiento, conserva un sólo edificio restante de aquel bombardeo, el resto fue transformado en un parque que recordara aquella tragedia en la que murieron más de 150.000 personas y muchos miles más arrastraron secuelas de por vida.
En el parque se alzan numerosos monumentos conmemorativos y es un lugar para la reflexión, el recuerdo de las víctimas y la súplica por un mundo libre de armamento nuclear.
Al fondo del parque se encuentra el Peace Memorial Museum, obra del más conocido arquitecto japonés del siglo XX: Kenzo Tange, discípulo de Le Corbusier quien realizó la obra en 1955.
Un monumento a las víctimas realizado con escombros metálicos procedentes de la explosión
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El edificio de la cúpula de la bomba atómica, único resto original del bombardeo.
En el interior del museo, hay un relato minucioso del desarrollo de la guerra del pacífico y su final con los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Hay un relato preciso, casi minuto a minuto de los sucesos del día del bombardeo, aderezados con fotos, planos y maquetas, así como estremecedores testimonios personales y recuerdos de víctimas y afectados.
Un reloj que marca la hora exacta del bombardeo: las 8.15 de la mañana.
Sadako no pudo terminar sus 1000 grullas, que fueron completadas por sus compañeros del colegio. Desde entonces, miles de niños de todo el mundo envían grullas de papel a Hiroshima en solicitud de paz en el mundo.
se encuentran centenares de ristras de ellas colgadas por los árboles del parque de la paz.
En las últimas salas del museo se concentran casi todos los testimonios, recuerdos personales y muestras de los efectos de la explosión, como algunas paredes de la ciudad en las que quedó marcada la silueta de las personas que la explosión volatilizó.
Todo el parque, el museo, y los restos de la explosión han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO